Un tanto olvidado pero nunca perdido, como decía el eslogan de un antiguo programa de radio, le debía horas al blog, tenía una cita pendiente, inexcusable, como fué el viaje a las provincias de Zamora y Salamanca, al parque natural de los Arribes del Duero y que ahora trataré de subsanar, dias de sol y lluvia, de paisaje antiguo, como si se parase el tiempo, de la España que había antes de que el bulldozer ejerciera de verdugo y la concentración parcelaria al servicio del progreso agrícola codenaran el paisaje castellano a un mar de cereal. Cruzando hacia el Oeste las tierras Sayaguesas se encuentran las encinas centenárias, robles, praderías salpicadas de rocas graníticas talladas a capricho por la lluvia y el viento donde al amanecer proclaman los machos de perdiz su territorio, entre las genistas y los cantuesos en flor.
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