Olivar

De camino a pozo Airón, mucho menos famoso que el anterior pero muy guapo, en la orilla española del Duero, la senda, estrecha discurre cerca del arroyo. La zona desde el punto de vista del tarbajo del campo conoció tiempos mejores, las terrazas con almendros, los olivos y la vid comparten ahora el sustrato con jaras, zarzas y cantuesos, poco a poco el monte recupera lo que es suyo a poco que el hombre lo abandone.

Pozo de los Humos

En la zona salmantina, un precioso y espectacular salto de agua, que en esta época del año tenía mucha agua, en sus cercanias hay una colónia de buitre leonado, y el paisaje espectacular.

Luz

Como si del norte se tratase, el sol se habre paso entre la niebla, el suelo cuajado de rocio en esta hora temprana, le da al entorno un refejo de luz. todo parece ideal para que abunde el conejo y sin embargo no vi ninguno aqui, alguno hay en la zona del Pozo de los Humos, sin duda esto habrá tenido mucho que ver con la desaparición del lince.

Vaca morucha.

Otra de nuestras razas autóctonas, cornilarga como la tudanca y la sayaguesa muy parecidas morfologicamente. Vigilante desde su lado de la alambrada, qiza esperando algo de más provecho que el simple interés que su imagen despierta.

Guardián del templo

En una vieja iglesia en ruinas de la que apenas se conservan las paredes y el arco del altar, se soleaba un joven lagarto ocelado, el cual tuvo a bien abandonar la protección de los matojos y posar para la camara en lo alto de la pared, hecho por el cual le estoy sumamente agradecido

Puente de Requejo

Inagurado en 1914 y construido por Duro Felguera, fué nuestra puerta de entrada a los Arribes, aquí aun el río no es frontera, aquí vimos los primeros alimoches, un pareja de halcones peregrinos era dueña de un trozo de cantil y traía en jaque a los numerosos roqueros solitários con los que lo compartían.

Arribes del Duero

Un tanto olvidado pero nunca perdido, como decía el eslogan de un antiguo programa de radio, le debía horas al blog, tenía una cita pendiente, inexcusable, como fué el viaje a las provincias de Zamora y Salamanca, al parque natural de los Arribes del Duero y que ahora trataré de subsanar, dias de sol y lluvia, de paisaje antiguo, como si se parase el tiempo, de la España que había antes de que el bulldozer ejerciera de verdugo y la concentración parcelaria al servicio del progreso agrícola codenaran el paisaje castellano a un mar de cereal. Cruzando hacia el Oeste las tierras Sayaguesas se encuentran las encinas centenárias, robles, praderías salpicadas de rocas graníticas talladas a capricho por la lluvia y el viento donde al amanecer proclaman los machos de perdiz su territorio, entre las genistas y los cantuesos en flor.