Aqui está la divisoria de dos mundos diferentes, de dos modos de vida distintos, donde terminan los caminos, en este caso gallegos. Trabajo me costó esquivar las pasarelas de madera y demás pertrechos con que nuestros gobernantes intententan vendernos parajes maravillosos como este, para uso y disfrute de los que se dejan las perras, un modo de atraer para ordeñar económicamente al visitante.
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